Parte de una de mis poesias favoritas... ( de Rafael Nuñez )
quienes sino los poetas pueden decir mejor las cosas
que deambulan el corazon....
Que sais-je?
El corazón del hombre es un arcano
Inescrutable, imagen del Océano,
Laberinto sin límites ni fin;
Ayer gozó y hoy sufre; ayer lloraba,
Y donde el yermo del dolor miraba,
Hoy encuentra un jardín.
Esta es la ley: la ley a que obligados
Todos vivimos, buenos y malvados,
El niño, el viejo, el hombre, la mujer;
El vasallo y el rey, el opulento
Y el proletario, el de saber sediento
Y el harto de saber.
El dolor que en el alma halla cabida,
Pierde al cabo su espíritu homicida
Y cesa de ofender como dolor;
Y no hay de goce bulliciosa fuente
Que no agote o desvíe indiferente
El tiempo volador.
En balde el hombre la intención concibe
De mejorar su suerte, piensa, escribe,
Descuaja montes, profundiza el mar;
Porque siempre la ley de la armonía
Hace que toda causa de alegría
Lo sea de pesar.
El hierro que extermina también crea;
A la abeja que almíbar nos procura,
A un tiempo con la cándida dulzura
Su ponzoña le vemos infiltrar;
El viento que nos lleva hacia otros mundos,
Nos sepulta también en los profundos
Osarios de la mar.
El Nilo al desbordar fecunda y tala;
Y cuántos ¡ay! la muerte no han sufrido
Por la verdad decir. Ignoro si mejor es el verano
De la existencia que el invierno cano,
Ser titán o pigmeo, hombre o mujer;
Si es mejor ser humilde que irascible;
Si es mejor ser sensible que insensible,
Creer que no creer.
No sé si lo que llaman heroísmo
Es virtud, embriaguez o fanatismo,
Odio, ambición, delirio, saciedad...
En la noche que forman las pasiones,
No alcanzo de mis propias emociones
A saber la verdad.
Así ¡oh dolor! no sé cómo llamarte,
Aunque mi corazón tu espada parte
En mil pedazos al cebarse en él.
No sé si de la vida en el abismo
Son en definitiva un jugo mismo
El néctar y la hiel.
Si es la ciencia dudosa que aquí hallamos
Escala vacilante en que pasamos
De un error a otro error.
Si es más fuerte el que lucha con sus penas
Que el que quiebra de su hado las cadenas
A un golpe de puñal.
El llanto en ocasiones es dulzura,
La sonrisa repliegue de amargura,
Sarcástica blasfemia la oración,
Aureola el estigma de un suplicio,
Implacable tortura el beneficio,
Plegaria la canción.
La inocencia y candor, malignidad;
El intrépido arrojo, cobardía;
La prudencia, denuedo y osadía; impiedad la piedad.
No sé lo que deseo, lo que busco;
A veces con la luz misma me ofusco,
A veces en tinieblas veo mejor;
A veces el reposo me fatiga;
Cuando me muevo, a veces se mitiga
De mi sangre el infinito dolor !!!
¡Oh confusión! ¡Oh caos! ¡Quién pudiera
Del sol de la verdad la lumbre austera
Y pura en este limbo hacer brillar!
De lo cierto y lo incierto ¡quién un día,
Y del bien y del mal, conseguiría
Los límites fijar!